Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Auditorio, organizado en un volumen alargado entre dos cotas: el nivel urbano de la avenida y el nivel superior de los jardines, con siete metros de desnivel, tiene una poderosa condición topográfica, como la muralla de Lugo. Esta condición permite utilizar la topografía a favor del proyecto y minimiza la necesaria altura de la torre escénica, configurando un perfil urbano continuo hacia la ciudad y permitiendo disponer un jardín elevado de acceso al Auditorio mirando a naciente, antesala verde y silenciosa del edificio.
Entre la transparencia de ambas caras se organiza el interior linealmente con una espina funcional y las dos salas, de 900 y 300 plazas, se apoyan sobre el perfil natural del terreno con una única pendiente, incorporando la visión de los jardines y la luz natural al fondo de los graderíos. A través del jardín se produce el acceso a las salas y desde la avenida, el acceso al centro de exposiciones. El vestíbulo alto y continuo, enlaza los recorridos y articula los vacíos de diferentes alturas que potencian unos espacios rotundos para el encuentro.
La cubierta de aluminio se pliega para envolver los distintos espacios, cada uno con la altura necesaria, y dibuja una cornisa quebrada que lo aleja una imagen monolítica. Como una galería, una veces traslúcida y otras transparente, la fachada de vidrio serigrafiado de distintas opacidades, confiere al edificio un carácter luminoso y construye la cara más urbana del Auditorio, configurando un edificio que debe representar una institución abierta para los ciudadanos. La imagen es plana y continua hacia la calle, con distintas alturas, y fragmentada en el jardín hacia donde ofrece una silueta irregular que apenas sobresale de la copa de los árboles.